No conocía de nada a Éric-Emmanuel Schmitt, aunque me sonaba una de sus
obras más famosas: Monsieur Ibrahim et les Fleurs du Coran. Sabía que había una
película con ese nombre protagonizada por Omar Sharif. Pero ni la había visto,
ni sabía que estaba basada en una obra de teatro.
Hasta que un día, en alguna web vi el libro y me lo descargué. Así fue
como descubrí a este escritor con un nombre muy francés y un apellido muy poco
galo. Y lo cierto es que me gustó tanto la obra que he buceado para hacerme con
toda su saga dedicada a lo invisible.
A lo largo de seis pequeñas piezas de teatro (por ahora), Éric-Emmanuel
Schmitt indaga en la espiritualidad, en la religión y en el misticismo que
impregna nuestras vidas. Y lo hace con historias sencillas, en las que lo
escatológico aparece inmerso en lo cotidiano.
En Milarepa, la primera de las obras sobre lo invisible, el autor nos
habla del ciclo de la vida y de las reencarnaciones por medio de una historia
en la que se mezclan presente y pasado. El elemento que permite encadenarlo
todo es el odio multisecular de un tío hacía su sobrino, convertido en santón
del budismo tibetano allá por el siglo XI.
El segundo título que escribió dentro del ciclo fue Monsieur Ibrahim et
les Fleurs du Coran. La obra narra la historia de un niño judío y de su
relación con un tendero musulmán en París. A lo largo de la obra, el señor
Ibrahim se irá convirtiendo primero en mentor, y luego en padre adoptivo, del
chico.
Con Oscar et la Dame rose, el escritor consigue que las cartas que le
escribe a Dios un niño con cáncer terminal no sean lacrimógenas. Una historia
breve llena de vida, en la que la faceta religiosa formal queda siempre en
segundo plano (como en las obras anteriores).
Lo cierto es que, después de leer estas tres primeras obras de la saga,
me he quedado con las ganas de seguir con el resto. Así que podemos decir eso
de: continuará…
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