A finales del siglo XVII Londres era una nación que jugaba por
clasificarse en la previa de la Champions en cuanto a gustos musicales se
refiere. Así que un grupo de músicos italianos encontraron en las islas el
terreno de juego adecuado para triunfar. Sobre todo en una época en el nivel de su país natal les hacía difícil subir de segunda.
Uno de los que supo montárselo mejor fue Nicola Matteis. Este supuesto
napolitano alcanzó gran fama en la Inglaterra de aquel momento, pero con el
paso del tiempo, su nombre fue quedando relegando al mayor de los olvidos. Al
menos hasta hace unas décadas.
Lo cierto es que sus obras son el equivalente musical a los cuadros de
Canaletto: composiciones bellas, sencillas y dirigidas a un público burgués
dispuesto a pagar por un pedacito de arte amable.
De sus Ayres para violín (instrumento en el que era experto), para mi
destacan notablemente los caprichos de la antigua sarabanda o chacona (más
conocidos como Diverse bizzarie Sopra la Vecchia Sarabanda ò pur Ciaccona). Una
melodía tan alegre como el nombre de la danza da a entender. Y que siempre
logra mejorar mi estado de ánimo en momentos de bajón.
Interpretado por la Chatham Baroque.
No hay comentarios:
Publicar un comentario