lunes, 12 de noviembre de 2012

De lo nuevo, lo bueno


Lo cierto es que ha habido bastantes escritores buenos que he descubierto este año. Tantos que se pueden agrupar según el estado de ánimo con el que nos sentemos para leerlos.




Para esos momentos en los que nos sentimos jóvenes: Gary Paulsen y su saga de Brian. R. L. LaFevers y su inolvidable Theodosia. Jean C. George y el halcón de la montaña. Scott O'Dell y la isla de los defines azules. O Bruce Clarke y la supervivencia en las montañas.


Para descubrir el mundo: Lynn Schooler y su viaje de descubrimiento vital por Alaska. Richard Proenneke y su vida misma en Alaska. Peter Hessler, con el que no llegamos a amar China, pero al menos la conocemos mejor. Y Jon Krakauer y la Montaña en toda su tragedia.


Para ratos perdidos: L. C. Tyler y su detective agente literario (pero sólo el primero). Louis Pergaud o la vida infantil en un pequeño pueblo. Hernan Casciari y los tontos (por ejemplo). O Frédéric Dard y San-Antonio, o al menos el primero de la saga.

Para disfrutar leyendo.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Versiones - Needing/Getting


Una canción nace de la cabeza de una persona, pero suele volar a través de la magia de los que la escuchan y adaptan su propia visión del tema. Sin embargo, a veces las mejores versiones las hacen los propios autores.

Pocos grupos se han implicado tanto en la elaboración de sus videos como OK Go. Desde bailes sincronizados con cintas para correr en Here It Goes Again, hasta la increíble máquina de Rube Goldberg de This Too Shall Pass. De hecho, ya de este último tema hicieron otra versión lúdico-visual en plan majorette. Y es que estos chicos realmente se divierten haciendo lo que hacen.


En el caso que nos ocupa, la canción trata un tema un poco triste pero real como la vida misma. En el estudio le pusieron alma punk. Pero fue al aire libre cuando realmente se desmelenaron.

I've been waiting for months, waiting for years, waiting for you to change.
Aw, but there ain't much that's dumber, there ain't much that's dumber
than pinning your hopes on a change in another.
And I, yeah I still need you, but what good's that gonna do?
Needing is one thing, and getting, getting's another.

So I been sitting around, wasting my time,
wondering what you've been doing.
Aw, and it ain't real forgiving, it ain't real forgiving
sitting here picturing someone else living.
And I, yeah I still need you, but what good's that gonna do?
Needing is one thing, and getting, getting's another.

I've been hoping for months, hoping for years, hoping I might forget.
Aw, but it don't get much dumber, it don't get much dumber
than trying to forget a girl when you love her.
And I, yeah I still need you, but what good's that gonna do?
Needing is one thing, and getting, getting's another.

When? When? Why not now? Why not me? Why not me?


Señoras y señores, con ustedes OK Go.





lunes, 5 de noviembre de 2012

De lo nuevo, lo normal


No todos los libros nos marcan a fuego. Creo que al final, lo que recordamos mejor son los extremos: los mejores y los peores. Pero hay muchos que pasan por nuestras vidas de forma amena y agradable. Entreteniendo ratos de ocio de forma honesta y discreta. Ni bien escritos ni mal llevados. De algunos, recordaremos en el futuro detalles sueltos. Pero no despertarán nuestras pasiones, ni bajas ni altas.


De este tipo de libros, este año ha habido una buena cosecha. De comida para la bestia destacan cuatro, por no destacar en nada. Susanne Collins tiene una idea relativamente original y la lleva dignamente durante un libro. El resto de la inevitable trilogía se cae por el abismo. Jon Fasman nos lía con una historia increíble en The Geographer's Library. Y en español, tanto Matilde Asensi con su salón de ámbar y Guillermo Martinez con sus crímenes de Oxford no pasan del aprobadillo.


De otro tipo, pero con igual resultado son The Haunted Monastery, una historia del juez Dee en la china medieval de Robert Van Gulik; La briscola in cinque, un giallo simpático de Marco Malvadi o Downhill All the Way, en el que Edward Enfield nos cuenta su viaje a través de Francia en bicicleta. Todos son majetes, pero nada más. Y nada menos.

 
También los ha habido más serios, pero no mejor parados. Aunque el hecho de contar cosas “reales”, sin recurrir a la ficción, les da un valor añadido. Tom Standage nos habla de comida en An Edible History of Humanity. Melvyn Bragg puso por escrito su obra documental con la BBC en Adventure of English. Y Ian Mortimer nos muestra cómo era realmente la vida cotidiana en la Inglaterra del siglo XIV en The Time Traveller's Guide to Medieval England. Cosas interesantes contadas de forma sencilla.


De los “grandes”, algunos se me quedan pequeños. Las Ficciones de Jorge Luis Borges las respeto sólo por su lado ingenioso. Creo que no dan para más. Stefan Zweig se me ha quedado también siempre un poco diluido, como en sus 24 heures de la vie d'une femme. Y uno que me ha recordado a un “grande” de verdad ha sido Jean-Christophe Rufin. Su Abisinio sirve, además de entretener, para hacernos conscientes de lo difícil que es escribir algo como León, el africano.


Por último, y porque aquí caen muchos de una temática concreta, merece la pena separar los libros de “carreras”: Running with the Kenyans (Adharanand Finn), Run Like Hell (Matt Beardshall), Courir (Jean Echenoz), And Then the Vulture Eats You (John L. Parker) y A Race for Madmen: A History of the Tour de France (Chris Sidwells). En realidad, todos son muy amenos. Y algunos podrían pasar a la siguiente categoría (sobre todo los de Finn, Beardshall y Echenoz). Pero quizá es mejor que se queden aquí para hacer piña.