martes, 19 de marzo de 2013

A Confederacy of Dunces



No estoy seguro de que lo hagan, pero en las escuelas de escritura debería utilizarse este libro como ejemplo de lo que es crear un personaje. O varios. O todos.

De todas las cosas increíblemente buenas del libro, creo que la que más destaca es la facilidad con la que Kennedy Toole consigue presentarnos a unos tipos realmente peculiares con dos comentarios y un par de frases. Y lo mejor es que, cuando cerramos el libro, los personajes siguen con nosotros

Que Ignatius Reilly se haya convertido en un mito es fácil de entender. Los pensamientos y correrías de este Falstaff contemporáneo, junto con su particular uso del lenguaje, son difíciles de olvidar. Pero el autor demuestra realmente su maestría con los que le rodean.

No hay ningún secundario, ninguno, que no se nos quede pegado en el cerebro y que no tengamos la sensación de conocer de toda la vida: Irene Reilly, Myrna Minkoff, Santa Battaglia, Angelo Mancuso, Lana Lee, Darlene, Burma Jones, Mr. Clyde, Gus Levy, Mrs. Levy, Miss Trixie, Mr. Gonzalez, Dorian Greene, Miss Annie, Claude Robichaux, Dr. Talc o George.

Realmente uno de esos libros que hay que leer, que conviene leer, que merece la pena leer, que tenemos que leer... Al menos una vez en la vida.

Y, por cierto, ya nos podemos ir preparando para ir al cine y disfrutar con las atrocidades y la falta de buen gusto, teología y geometría. Si se rompe el mal fario, puede que esté cerca la adaptación de la novela (con Zach Galifianakis de protagonista).

viernes, 15 de marzo de 2013

Sic transit gloria mundi


Al ritmo que van las cosas, cada vez hay más aparatos y cachivaches que desaparecen de nuestras vidas para siempre. O que resisten a duras penas gracias a la nostalgia de gente con tiempo libre y dinero para poder darse sus caprichitos (geeks, hipsters y compañía).

Desde los discos de vinilo hasta las cabinas telefónicas. Rollos de película para la cámara de fotos, consolas de videojuegos, radiocasetes, televisiones con el culo gordo, diskettes, equipos de música con bafles enormes en las esquinas, manecillas de rueda para abrir las ventanillas de los coches.

Algunos de estos cacharros se han convertido en iconos de un servicio aunque ya no existan, como los teléfonos de rueda. Lo mismo que la trompetilla del pregonero se convirtió en un símbolo casi universal de correos.

De la vida secreta de las máquinas de escribir tan sólo nos quedará el cine para hablarnos de ellas. En El resplandor, Jack Nicholson no amanecía más temprano por mucho madrugar (o, en la versión original, de tanto trabajar sin jugar, se volvía un chico aburrido).

En Tienes un e-m@il, el personaje de Greg Kinnear ya era un prototipo de los hipster aficionados a Starbucks que se ven por ahí de vez en cuando. Y hace poco, el marginado de Stephen Chbosky también escribía cartas a su amigo con una de ellas.

Los cuatrocientos golpes, Luna nueva, La lista de Schindler, Misery y cienes y cienes de películas nos dejan el recuerdo de unos cacharros con los que nos encantaba jugar de pequeños.

De todos esos momentos cinematográficos yo me quedo con dos. El primero junta a cuatro verdaderos monstruos del séptimo arte: Ernst Lubitsch, Charles Brackett, Billy Wilder y David Niven. Cuando este último se enfrenta por primera vez a una máquina de escribir en La octava mujer de Barba Azul el resultado es tan grandioso como catastrófico.

Y el segundo es la escena que quizás sea más famosa con uno de estos cacharros. Y lo curioso es que la máquina no aparece por ningún lado. Pero Jerry Lewis dice más con sus gestos que todo un catálogo clásico de Olivetti.



martes, 12 de marzo de 2013

Música y videos: Seven Nation Army (The White Stripes)


Una canción que ha transcendido la esfera musical y que ha llegado a estar literalmente en boca de todos.

El tema sirvió para lanzar al grupo The White Stripes, con un riff de guitarra (retocada) y un ritmo sencillo de batería. Consiguió lo que sólo consigue lo simple, llegar a lo más profundo y arrasar con todo.

Y así lo vieron los más fanáticos entre los fanáticos. Lo seguidores deportivos de todo el mundo vocalizaron las notas de la guitarra de Jack White para animar a sus colores en campos de rugby, futbol, baloncesto y futbol americano de los cinco continentes. Y con versiones para todos los gustos, sobre todo si de lo que se trata es de meterse con el enemigo.

En el video, las imágenes siguen el ritmo hipnótico de la melodía consiguiendo una fusión perfecta.

I'm gonna fight 'em off.
A seven nation army couldn't hold me back.
They're gonna rip it off.
Taking their time right behind my back.
And I'm talkin' to myself at night because I can't forget.
Back and forth through my mind behind a cigarette.

And the message comin' from my eyes says leave it alone...

Don't wanna hear about it.
Every single one's got a story to tell.
Everyone knows about it.
From the Queen of England to the hounds of hell.
And if I catch it comin' back my way I'm gonna serve it to you.
And that ain't what you want to hear but that's what I'll do.

And the feeling coming from my bones says find a home...

I'm going to Wichita.
Far from this opera for evermore.
I'm gonna work the straw.
Make the sweat drip out of every pore.
And I'm bleeding, and I'm bleeding, and I'm bleeding right before the lord.
All the words are gonna bleed from me and I will think no more.

And the stains comin' from my blood tell me "Go back home"...

viernes, 1 de marzo de 2013

Versiones - Jambalaya


Una paella creole de los pantanos de Luisiana da nombre a esta canción compuesta por Hank Williams. Un tema mestizo del que se han hecho tantas versiones como existen de la mismísima paella.

Aunque el tema original rezuma la cultura propia de una zona muy peculiar de Estados Unidos, lo cierto es que se convirtió en un éxito mundial, con gente aportando su visión del asunto en todas partes. Hasta los Teleñecos la grabaron con focas en el ártico.

La de Buckwheat es una excelente versión zydeco. Las versiones china y mexicana son para dar color.



Pero yo me quedo con la original, la del mismísimo Hank Williams.


Goodbye Joe, me gotta go, me oh my oh
Me gotta go pole the pirogue down the bayou
My yvonne, the sweetest one, me oh my oh
Son of a gun, we’ll have good fun on the bayou

Jambalaya, a-crawfish pie and-a file gumbo
Cause tonight Im gonna see my machez a mio
Pick guitar, fill fruit jar and be gay-oh
Son of a gun, we’ll have big fun on the bayou.

Thibodeaux, Fontainbleau, the place is buzzin
Kinfolk come to see Yvonne by the dozen
Dress in style, go hog wild, me oh my oh
Son of a gun, we’ll have big fun on the bayou.