miércoles, 7 de mayo de 2014

Best Seller

Dominan los mostradores de la sección de libros de hipermercados y grandes almacenes. Sus novelas terminan deformadas por la arena que se mete entre sus páginas cuando las leemos en la playa. Y escriben pensando, sobre todo, en conseguir una de las cosas más difíciles: entretener.

Son los amos del Best Seller. Escritores vapuleados por la crítica, pero que suelen cubrir las heridas en su orgullo artesano con billetes de millón.

Y eso que vender mucho no tiene por qué ser sinónimo de mala letra. Tan sólo hay que pensar que los dos autores que más libros han vendido en la historia han sido Shakespeare y Agatha Christie.

En cualquier caso, ahora los que mandan son estos. Son los que más ganan con sus libros. Y aunque la mayor parte se pudrirán en las tiendas de viejo dentro de cincuenta años, algunos ya se están labrando un hueco más duradero en los libros de literatura. Como dijo aquel, la historia los juzgará:

  • Danielle Steel, demostrando que sigue habiendo un hueco en muchas estanterías para el romanticismo. Lo ñoño siempre vende.
  • J.K. Rowling, la madre de uno de los personajes que han marcado el cambio de siglo: Harry Potter. Ésta ya se ha ganado a pulso un hueco en la historia.
  • Stephen King, el creador más prolífico, el que ha sabido dejar su huella en varios géneros, el que más personajes memorables nos ha dejado. Y el que más papeletas tiene para perdurar y sobrevivir en la historia de la literatura.
  • Dean Koontz, el rey de las novelas de intriga, que las suele aderezar con un punto de humor, terror o fantasía que son la marca de la casa.
  • Nora Roberts, el relevo generacional de Danielle Steel.
  • James Patterson, otro escritor de novelas de intriga, con varias series en su haber y con un grupo de negros trabajando para él como si fuera el amo de una plantación.
  • John Grisham, famoso a base de contar historias enrevesadas de abogados. Un verdadero filón, como bien saben los creadores de series de televisión.
  • Dan Brown, que a pesar del éxito de El código Da Vinci y sus secuelas no ha sabido ni siquiera convertir a su protagonista en un personaje con garra (¿quién recuerda cómo se llama?)
  • Paulo Coelho, empeñado en sacar a la luz el lado místico de sus lectores con frases a mitad de camino entre la filosofía más pedestre y los mensajes de las galletitas de la suerte.
  • Suzanne Collins, la escritora que le supo dar a los jóvenes del siglo XXI el alimento que necesitaban con Los juegos del hambre. Ha creado escuela.
  • E.L. James, la de 50 sombras de Grey.
  • Stephenie Meyer, la de Crepúsculo.
  • Robin Cook, hace con los médicos lo que John Grisham hace con los abogados. Y también funciona igual de bien que en la tele.
  • Jeff Kinney, que quizás no te suene si tienes más de quince años. Pero las aventuras escritas en El Diario de Greg son devoradas por hordas de preadolescentes.
  • Janet Evanovich, una escritora que también le dio al género romántico antes de encontrar la fama con una caza recompensas de armas tomar.
  • David Baldacci, otro más que le da a las novelas de intriga, con elementos políticos, tramas financieras o líos legales.
  • Anne Rice, aunque últimamente está de capa caída, fue la que empezó con el revival de los vampiros cool. Y con acento francés de Nueva Orleans.
  • Rick Riordan, más conocido entre el público juvenil, con historias en las que se mezclan la mitología griega o egipcia con los problemas del mundo moderno.
  • George R.R. Martin, un gran cocinero del cocido fantástico. Un poco de Tolkien por aquí, un poco de historia medieval inglesa por allá y un mucho de culebrón para darle gusto. Y todo ello aderezado con mucha sangre y bastante sexo. Una receta infalible.
  • Ken Follett, el galés que nos enseñó a todos cómo se construía una catedral en la Edad Media. Aunque ahora está más centrado en las dos grandes guerras del siglo pasado.
  • Mary Higgins Clark, una escritora que da a luz libros de intriga con la misma facilidad con la que otros nos damos un paseo en bici.
  • Isabel Allende, o cómo hacer que se nos atragante a todos el realismo mágico.

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