Hay quién dice que el mejor es Beethoven. Otros apuestan por Mozart.
Incluso hay degenerados que prefieren a Wagner. Pero yo he defendido los
colores de Bach durante años. Un tipo que fue capaz de hacer con notas
musicales lo que Shakespeare hacía con las palabras. Con la misma maestría y
con la misma indiferencia. Genios que lo han sido después, pero que en su
momento no pasaban de considerarse a sí mismos como meros artesanos.
De todo lo que compuso Bach puede que no sea esta obra la más lograda,
pero si es una de las más populares. Tanto que incluso una compañía japonesa de
móviles la utilizó para un experimento publicitario y visual sencillo y
maravilloso. Merece la pena verlo.
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