lunes, 29 de noviembre de 2010

Versiones - Across the Universe

De la fase trascendental de The Beatles nos quedaron muchas cosas buenas. Una de ellas es esta canción, en la que las palabras y la melodía fluyen como un mantra.


Desde los setenta, muchos ha han querido cantarle al mundo su versión de Across the Universe. Buen rollito y todo eso. Roger Waters, Cyndi Lauper, David Bowie o Rufus Wainwright ponían cara de concentración mental y recitaban el famoso "Jai guru deva om".


Sin embargo yo me quedaría con la etérea Fiona Apple. Su versión sirvió para promocionar una película tan interesante como la canción: Pleasentville (con un estupendo Tobey Maguire, tan bueno como en Wonder Boys). A disfrutarla.

Words are flowing out like endless rain into a paper cup,
They slither while they pass they slip away across the universe.
Pools of sorrow, waves of joy are drifting through my open mind,
Possessing and caressing me.

Jai guru deva om.
Nothing's gonna change my world.

Images of broken light which dance before me like a million eyes,
and call me on and on across the universe.
Thoughts meander like a restless wind inside a letter box,
They stumble blindly as they make their way across the universe.

Jai guru deva om.
Nothing's gonna change my world.

Sounds of laughter shades of love are ringing through my open mind,
Inciting and inviting me.
Limitless undying love which shines around me like a million suns,
It calls me on and on across the universe.

Jai guru deva om.
Nothing's gonna change my world.


viernes, 26 de noviembre de 2010

Daniel Pennac

En las listas de libros más vendidos en todo el mundo siempre suelen aparecer los mismos autores: Dan Brown, Ken Follet, Stieg Larsson, John Grisham… Sólo de vez en cuando se mete entre los cinco más vendidos un escritor propio del país, por aquello del toque folklórico. En estos tiempos de marketing global pasa lo mismo en todos los países. ¿En todos? No. Todavía hay un pequeño reducto que lucha contra el invasor. Francia sigue siendo un lugar aparte en eso de la cultura. Por algo los galos inventaron la palabra chovinismo. Sus listas de Meilleures Ventes siempre se encuentran repletas de compatriotas.



Y es en este mundo aparte, en el que proliferan autores asombrosos. Como Daniel Pennac. Mal alumno, mejor profesor y escritor excelente. Su saga de los Malaussène es su obra más conocida. A lo largo de seis libros, Pennac nos cuenta con mucho humor las increíbles aventuras de una familia todavía más increíble. Para leérselos todos uno detrás de otro: Au bonheur des ogres, La Fée carabine, La Petite Marchande de prose, Monsieur Malaussène, Des chrétiens et des Maures, Aux fruits de la passion.


También me gustó mucho Comme un roman, una reflexión apasionada sobre el arte de leer. De él recuerdo, sobre todo, su declaración de derechos del lector (con más razón que un santo):


          1. Le droit de ne pas lire.
          2. Le droit de sauter des pages.
          3. Le droit de ne pas finir un livre.
          4. Le droit de relire.
          5. Le droit de lire n'importe quoi.
          6. Le droit au bovarysme, à la satisfaction immédiate et exclusive de nos sensations.
          7. Le droit de lire n'importe où.
          8. Le droit de grappiller.
          9. Le droit de lire à haute voix.
          10. Le droit de nous taire.


Le Dictateur et le hamac, Chagrin d'école y L'Œil du loup no me terminaron de enganchar. El primero no pasó el corte de las 50 primeras páginas y ejercí con él mi derecho número tres. Al segundo tan sólo le di un vistazo. Sigue esperando un momento propicio en la estantería. El tercero es uno de los libros que ha escrito para público más joven. Debo estar haciéndome viejo.


De todos sus libros, sin embargo, yo me quedaría con Merci. Una pequeña obra de teatro-monólogo, en la que el protagonista da el mejor discurso de agradecimiento de la historia por el premio que acaba de recibir. Y ya puestos, lo recomendaría en su versión audiolibro, leída por Claude Piéplu.


De hecho Daniel Pennac es uno de los mayores defensores de los libros leídos. Alguna vez ha contado cómo su mujer y él se turnan para leer libros en voz alta en el coche mientras el otro va conduciendo (supongo que tendrán que recurrir a eso por la falta de audiolibros de la que ya he hablado en otra ocasión). En este caso podemos disfrutarlo doblemente. Por el texto en si y por la rareza de que exista el audiolibro.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Lost in Translation

Decía Umberto Eco que traducir es decir casi lo mismo. A veces es más fácil, y casi desaparece el casi, a veces no tanto. No es lo mismo traducir “el cielo es azul” que un chiste de Chiquito de la Calzada. Y en ocasiones, no hay peor ayuda que un diccionario (o el traductor del Google). Taduttore, traditore y todo eso.


En mis múltiples horas de intenso trabajo navegando por Internet he ido reuniendo muestras de que lo más difícil de traducir no son las poesías con rima en ado, ni los textos medievales. Lo peor suele ser la comida. Y es que hay cosas con las que no se juega. Los siguientes son ejemplos reales sacados de menús de restaurantes supuestamente bilingües. Mi favorita es la última. Y la solución al enigma, en los comentarios.

- Attacked of vegetables
- Bread, water and it came
- Tomato salad with nice
- Handle shake
- I collide to the iron
- Menu with housekeeper
- You toast
- Bread of you happen
- You live with ham

lunes, 22 de noviembre de 2010

Versiones - Sweet Home Alabama

Un himno al espíritu del Sur, compuesto a pachas por tres de los componentes del grupo Lynyrd Skynyrd (ninguno de los cuales, por cierto, había nacido en Alabama). La canción, en la que se reivindica la imagen palurdo-conservadora de los Good Ole' Boys, se convirtió en un gran éxito allá por 1974, aunque no hubo muchos negros que la fueran silbando por la calle. Y aun sigue sonando.

Muchos han grabado desde entonces su versión de la canción. Hasta Calamaro ha cantado Sweet Home Buenos Aires (sin aportarle nada nuevo, por cierto). Pero la versión que de verdad la redimiría de su tufillo xenófobo y carca llegó hace ya tiempo. A mediado de los ochenta, Siniestro Total hizo de Miña terra galega todo un himno de la morriña. Todavía hoy merece ser cantada en medio de alalás.

A una isla del Caribe
he tenido que emigrar
y trabajar de camarero
lejos, lejos de mi hogar.

Me invade la morriña
el dolor de Breogán;
cuando suena la muiñeira
el llanto empieza a brotar.

Miña terra galega
donde el cielo es siempre gris
Miña terra galega
es duro estar lejos de tí.

Donde se quejan los pinos
y se escuchan alalás
donde la lluvia es arte
y Dios se echó a descansar.

Las zanfoñás de Ortigueira
los kafkianos de Jaján
la liga armada galega
y el pazo de Meirás.


jueves, 18 de noviembre de 2010

Escritoras

Si el arte refleja la sociedad que lo crea, lo cierto es que todavía seguimos siendo bastante machistas. No hay muchas pintoras, ni escultoras, ni arquitectas, ni músicas de renombre. No hay muchas escritoras tampoco. Aunque parece que la cosa va mejorando, todavía la mayor parte de las mujeres que se dedican a ganarse la vida escribiendo lo hacen en dos géneros: libros infantiles y policíacos (en todas sus variantes). Tres si tenemos en cuenta el género “chic”. Pero escritoras sin adjetivo, todavía hay pocas.

Y el caso es que les debo mi afición a los libros a dos damas, una inglesa y la otra finlandesa (¿o se dice finesa?).


De Enid Blyton poco se puede decir que no sepa quién tenga más de 30 años. Todos hemos disfrutado con sus series, todos tenemos nuestra favorita (la mía es Torres de Malory, aunque mi libro preferido sea El secreto de la isla). A todos nos ha parecido curiosas las peculiares costumbres alimenticias de los ingleses: pasteles de riñones (un oxímoron para cualquiera en su sano juicio), cerveza de jengibre y cosas por el estilo. Y los festines de media noche.


En su momento, Blyton fue vilipendiada por la crítica. Lo que dice mucho de la crítica, que ahora la toma con JK Rowling. Pero lo cierto es que la autora inglesa está en el corazón de todos los que hemos compartido con ellas muchas tardes (y noches con linternas debajo de las sábanas). Y lo mejor es que su fórmula sigue funcionando con las nuevas generaciones.


A Tove Jansson no la conoce tanta gente fuera de los países escandinavos. Pero todavía recuerdo el día que cogí un libro suyo del bibliobús que paraba los jueves delante de mi colegio. La familia Mumín me cautivó (ya, ya, es una palabra un poco cursi, pero es la que mejor refleja mi relación con el libro). Y cautivo y desarmado me leí y releí las historias de Mumín, Esnorquita y Mauricio cienes y cienes de veces (bueno, a lo mejor sólo fueron quince, pero ya le vale).


Luego vinieron La familia Mumin en invierno, Memorias de Papá Mumin, La llegada del cometa, Una noche de San Juan bastante loca y La niña invisible. Todos tenían el mismo tipo de humor surrealista y aventuras extrañas que me habían gustado de ella. Sin embargo, sus libros son más infantiles que los de Enid Blyton, por lo que al cabo de unos años los fui dejando de lado. Me esperaban Stevenson, London, Kipling y compañía. Muchos años más tarde volví a recordarla con El libro del verano. Un libro adulto y delicioso con toques autobiográficos.

Ahora escritoras como JK Rowling o Cornelia Funke han tomado el testigo de Blyton y Jansson. Están forjando nuevas hornadas de devoradores de papel. Y los críticos siguen ladrando. Señal de que cabalgan. Y al galope tendido.

martes, 16 de noviembre de 2010

Memorable Movie Quotes

Las listas nos fascinan. Montones de libros, revistas o webs las utilizan para cebar sus anzuelos. Y, como ingenuos pececillos, allá que vamos todos. Y yo, el primero. Así que ha llegado el momento de poner aquí algo de carnaza también. Un lista de algunas de las frases más famosas en el mundo del cine. No están todas las que son, pero si son todas las que están. Comienza el juego…


I've a feeling we're not in Kansas anymore.
Me Tarzan, you Jane.
Go ahead, make my day.
I'm gonna make him an offer he can't refuse.
May the Force be with you!
Play it, Sam.
You talking to me?
Why so serious?
Hello. My Name Is Iñigo Montoya. You Killed My Father. Prepare to Die.
I am your father.
Frankly, my dear, I don't give a damn.
... and two hard boiled eggs.
I see dead people.
As you wish.
I'm not bad, I'm just drawn that way.
My precious.
To infinity and beyond.
My name is Bond... James Bond.
Hasta la vista, Baby.
I love the smell of napalm in the morning.
I scream, you scream, We all scream for ice cream!
We're on a mission from God.
Yippee-ki-yay motherfucker!
Well, nobody's perfect.
We will always have Paris.
Beam me up, Scotty!
You know how to whistle, don't you, Steve? You just put your lips together...and blow.
My Mama always said, 'Life was like a box of chocolates'.
Made it, Ma! Top of the world!
Do you like movies about gladiators?
When the legend becomes fact, print the legend.
"The party of the first part..." is hereinafter called: "the party of the first part..."
The stuff that dreams are made of.
Wax on, wax off.
Phone…home…
The Horror. . . The Horror.
I’ll be right back.
As God is my witness, I'll never be hungry again.
Lie to me. Tell me you still love me.
It's alive! It's alive!
I think this is the beginning of a beautiful friendship.
Let's go home, Debbie.
Love means never having to say you're sorry.
It's not personal, it's strictly business.
Houston, we have a problem.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Versiones - The Anacreontic Song

Carpe Diem. Muchos han sido los poetas que se han dado cuenta de una gran verdad: la vida es corta, así que merece la pena disfrutar del amor y del vino ya mismo y dejarse de tonterías. Omar Jayyam, por ejemplo, no paró de hacer apología de la farra. Y Anacreonte, un poeta que vivió hace 2.500, también se hizo famoso en Grecia por sus cantos a la vida. De hecho, Anacreonte se convirtió en emblema de un pequeño club de caballeros londinenses llamado, precisamente, The Anacreontic Society. Su objetivo: disfrutar de la bebida y de la buena música allá por el siglo XVIII.


A los pocos años de la fundación del club, John Stafford Smith puso música a un pequeño poema escrito por Ralph Tomlinson, que había sido presidente de la sociedad, y así nació The Anacreontic Song. La canción se convirtió en un verdadero éxito entre los visitantes asiduos de las tabernas a los dos lados del Atlántico. Una especie de Asturias, patria querida en versión inglesa.

To Anacreon in Heav'n where he sat in full Glee,
A few Sons of Harmony sent a Petition,
That He their Inspirer and Patron wou'd be,
when this Answer arriv'd from the Jolly Old Grecian.

"Voice Fiddle and Flute no longer be mute
I'll lend you my Name and inspire you to boot
And besides I'll instruct you like me to Intwine
The Myrtle of Venus with Bacchus's Vine


A pesar de su éxito, esta cancioncilla no habría llegado hasta nuestros días si no hubiera sido por una versión posterior que la hizo mucho más famosa. Y eso que ya no requería una jarra de ale en la mano para ser cantada. En septiembre de 1.814, Francis Scott Key le puso una nueva letra a la melodía. El resto es historia.