lunes, 4 de octubre de 2010

Bill Bryson


"I come from Iowa. Somebody had to." Con esta frase de presentación, Bill Bryson caracterizó lo que luego sería toda su obra. Libros marcados por la mirada de un “pueblerino” de Estados Unidos con un irónico sentido del humor.


Bryson empezó escribiendo relatos de viajes, en el sentido más tradicional de la palabra. En The Lost Continent (1989) cruzaba los Estados Unidos en coche presentando una América muy diferente de la de las películas y series de televisión. A lo largo del camino, Bryson va pasando por lugares que quedan al margen (muy al margen) de las guías turísticas. Todavía sigue siendo uno de sus mejores libros.


En Neither Here Nor There (1991) narraba sus experiencias en diferentes países de Europa, empezando en el cabo Norte y terminando en Estambul. El libro es un poco flojo y deslabazado, pero tiene momentos buenos.


A Walk in the Woods (1998) surge de la idea de seguir a pie uno de los senderos más largos y antiguos de Estados Unidos: el Appalachian Trail. En el libro aparece uno de sus colegas de instituto, Stephen Katz, con el que comparte mucho frío, hambre y penalidades. Para entender mejor la faceta homérica de la empresa hay que tener en cuenta que el sendero de marras tiene más de 3.500 kilómetros (como ir de Madrid a Moscú dando algún rodeo). Y, sobre todo, que los dos amigos han curtido su físico a lo largo de los años tumbados en sofás delante de la tele.


Con Down Under (2000), una version de The Lost Continent en las antípodas, te entran unas ganas locas de salir para Australia. Aquí Bryson está ya en plena efervescencia, y sus reflexiones sobre la historia y paisaje australianos están cargados de ironía.


Sus notas (Notes from a Small Island, 1995, y Notes from a Big Country, 1995) nos ofrecen también una visión socarrona sobre las diferencias de vida entre Gran Bretaña y Estados Unidos. En el primero, del que se hizo una serie documental de seis episodios, narra su primera visita a las islas. El segundo es una recopilación de artículos escritos para un periódico inglés sobre los usos y costumbres de sus compatriotas. Hay que tener en cuenta que en la edición americana del libro (I'm a Stranger Here Myself) es un poco diferente porque omite algunos de los artículos.


Además de sus libros de viajes, Bryson también había publicado varios libros centrados en su propia lengua. Junto con un par de diccionarios sobre palabras complicadillas, los dos mejores son The Mother Tongue (1990) y Made in America (1998). Un poco técnicos, ya que explican el origen de palabras y expresiones inglesas a lo largo del tiempo, pero muy interesantes.


Sin embargo, el libro que le lanzó a la fama fue A Short History of Nearly Everything (2003). Uno de los mejores títulos para uno de los libros más entretenidos si queremos saber en qué situación se encuentran ahora mismo algunas ramas del conocimiento: química, física, astronomía, paleontología…


En la misma línea se puede situar su última obra, At Home: A Short History of Private Life (2010), aunque no es tan original ni interesante. De hecho, parece que hubiera querido exprimir un poco la fórmula con la que ha conseguido tanto éxito.

Bill Bryson también ha hecho dos incursiones en el género biográfico. La primera es una especie de autobiografía un poco surrealista, pero muy recomendable: The Life and Times of the Thunderbolt Kid (2006). La segunda, Shakespeare: The World as Stage (2007), es una visión sobre lo que de verdad se sabe del dramaturgo (no mucho… casi nada) y sobre lo que se ha especulado sobre él (todo lo demás).


Por último, hay dos escritores que he descubierto gracias a Bryson. Uno es W.E. Bowman, autor de The Ascent Of Rum Doodle (1956), una divertida parodia sobre los libros de montañismo. El segundo es Will Ferguson, un escritor canadiense que comparte con Bryson cierto sentido del humor en sus libros de viajes. De los dos libros suyos que he leído, merece la pena sobre todo el que cuenta su viaje a lo largo de Japón siguiendo el florecimiento de los cerezos (Hokkaido Highway Blues, 1998). En el segundo, Beauty Tips from Moose Jaw (2004), nos ofrece varias imágenes de Canadá. Es un poco más flojo, pero tiene momentos en los que me reí a carcajadas.

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