miércoles, 30 de abril de 2014

Música y videos – These Boots Were Made for Walking (Nancy Sinatra)

En 1965, la hija mayor de Frank Sinatra puso de acuerdo a americanos, ingleses y australianos con esta canción, que fue número uno en las listas de ventas durante una semanas. El tema realmente tenía gancho, y le permitía a la cantante presentarse como una chica dura y segura de sí misma (lo que le venía muy bien para alejarse de la imagen de su padre).

Aunque la chica tenía realmente difícil dejar de lado lo que representaba su apellido. De hecho, un año después volvía a repetir éxito con un tema cantado a pachas con papá Sinatra: Somethin' Stupid.

Este tema de las botas lo han ido perpetrando después cantantes de medio pelo, con la idea de reforzar su imagen. Pero lo cierto es que ninguna versión ha mejorado a la original.

 

You keep saying you've got something for me.
something you call love, but confess.
You've been messin' where you shouldn't have been a messin'
and now someone else is gettin' all your best.

These boots are made for walking,and that's just what they'll do
one of these days these boots are gonna walk all over you.

You keep lying, when you oughta be truthin'
and you keep losin' when you oughta not bet.
You keep samin' when you oughta be changin'.
Now what's right is right, but you ain't been right yet.

You keep playin' where you shouldn't be playin
and you keep thinkin' that you´ll never get burnt.
Ha! I just found me a brand new box of matches yeah
and what he know you ain't HAD time to learn.

Are you ready boots? Start walkin'!

lunes, 28 de abril de 2014

Música y vídeos – Azzurro (Paolo Conte)

La música en Italia es como casi todo en ese país: un exceso. Colores intensos, gente gesticulando, coches pitando todo el día, políticos histriónicos, comidas que necesitan tres siestas para ser digeridas, vino fuerte y oscuro como la sangre…

Por eso la figura de Paolo Conte sorprende por su moderación y calma. Puede que sea porque trabajó primero como abogado. O porque sus canciones beben más del jazz y del blues que de la canzone tradizionale. Pero el caso es que este cantante rompe el molde de lo que esperamos de un italiano en el escenario.

Y sin embargo, sentado detrás de su piano, con traje y pinta de ser el miembro perdido de Les Luthiers, Paolo Conte alcanzó la fama dando conciertos por toda Europa. De hecho, en Francia y Alemania sus discos se convirtieron en obras de culto.

Su canción más conocida en el extranjero quizás sea Via con me, ya que se oía en la banda sonora de varias películas (French Kiss, Sin reservas, La casa del lago…). Pero la que le dio realmente la fama en Italia fue Azzurro, un verdadero himno en ese país excesivo y maravilloso.

Cerco l'estate tutto l'anno
e all'improvviso eccola qua.
Lei è partita per le spiagge
e sono solo quassù in città,
sento fischiare sopra i tetti
un aeroplano che se ne va.

Azzurro,
il pomeriggio è troppo azzurro
e lungo per me.
Mi accorgo
di non avere più risorse,
senza di te,
e allora
io quasi quasi prendo il treno
e vengo, vengo da te,
ma il treno dei desideri
nei miei pensieri all'incontrario va.

Sembra quand'ero all'oratorio,
con tanto sole, tanti anni fa.
Quelle domeniche da solo
in un cortile, a passeggiar...
ora mi annoio più di allora,
neanche un prete per chiacchierar...

Cerco un po' d'Africa in giardino,
tra l'oleandro e il baobab,
come facevo da bambino,
ma qui c'è gente, non si può più,
stanno innaffiando le tue rose,
non c'è il leone, chissà dov'è...

viernes, 25 de abril de 2014

Versiones - Die Moritat von Mackie Messer

En 1928 el compositor Kurt Weill y el escritor Bertolt Brecht crearon una canción que luego incorporarían en su famosa Ópera de los tres centavos. La representación se abría y cerraba con un músico callejero cantando La copla de Mackie el Navaja.

La obra de teatro se convirtió en la más vista en Alemania desde su estreno en 1929 hasta que los Nazis llegaron al poder en 1933. Para entonces, el éxito había traspasado todas las fronteras, y algunas de sus canciones cobraron vida por cuenta propia.

De todas, la más famosa fue esta balada. Desde entonces ha habido versiones para todos los gustos. En Estados Unidos, Louis Armstrong le dio marcha a ritmo de trompeta. Y Frank Sinatra la convirtió en uno de los temas clásicos de cualquier crooner.



En español, la versión más famosa es la que hizo Rubén Blades con Pedro Navaja. Un homenaje a ritmo de salsa que hasta tuvo película y segundas partes.



Pero casi todas las versiones se fueron alejando de la sencillez de las moritat, o baladas de músicos callejeros acompañados tan sólo de un instrumento. Cincuenta años antes, el mismo Bertolt Brecht ya había cantado el tema original tal y como aparecía en la Ópera de los tres centavos: con la voz medio rota y un organillo.

miércoles, 23 de abril de 2014

Ni Cervantes, ni Shakespeare

Es tan sólo una curiosidad, pero este es el mejor momento para hablar de ella. Cada año, en cuanto llega el día internacional del libro todo el mundo dice que el 23 de abril coincide con la muerte de Cervantes y Shakespeare. Los mejores escritores en español e inglés fallecieron el mismo día del año 1616. ¡Qué coincidencia!

Pues sí. Una coincidencia enorme. El problema es que ninguno de los dos murió realmente en esa fecha. Cervantes murió el 22 de abril, aunque fue enterrado al día siguiente. Algo es algo.

En cuanto a Shakespeare, lo suyo es más curioso. En teoría él sí murió el 23 de abril, pero lo cierto es que falleció el 3 de mayo. Y no porque estuviera diez días agonizando lentamente. El problema es que en esa época Inglaterra todavía utilizaba el calendario juliano.

Con la reforma del calendario, Julio César mejoró la forma de medir los años. Anteriormente el desfase entre la duración de un año medido en días y el tiempo real que tarda la tierra en dar la vuelta al Sol provocaba problemas gordos cuando pasaban los siglos.

Y sí, es cierto que el calendario juliano mejoraba las cosas. Pero todavía seguía existiendo un pequeño desajuste. Que se arregló con la reforma del calendario gregoriano (eliminando los años bisiestos de los años múltiplos de 100, pero no de los múltiplos de 400).

Para liar las cosas, el calendario gregoriano no fue adoptado por todos los países a la vez. Al haberlo promovido un Papa, los países no católicos tardaron en verle la gracia. Los primeros en usarlo, con España entre ellos, lo hicieron en 1582 (dejándose diez días en blanco). La última en hacerlo fue Grecia, en 1923.

Y entre medias fueron cayendo con cuentagotas. Por ejemplo, Rusia lo haría en 1919 (por lo que su famosa revolución de octubre de 1917 realmente tuvo lugar en noviembre). Inglaterra adoptó el calendario en 1752. Así que en 1616 Cervantes llevaba ya unos cuantos días bajo tierra cuando Shakespeare dejó de sufrir en sus carnes los duros dardos del destino.

Disfrutemos este día, aprovechemos los descuentos y los libros de ocasión. Y recordemos las obras que dos grandes escritores nos dejaron a lo largo de su vida. Aunque la muerte les llegara a cada uno en momentos diferentes.

jueves, 10 de abril de 2014

Música y videos - We Turn It Up (Oh Land)


Me gustan las cosas alegres. Los libros llenos de frases cargadas de humor. Las series y películas que, por lo menos, tienen un punto de ironía. Los cuadros que me invitan a perderme en la belleza de sus paisajes. Y la música más festiva y vital. Como esta canción.

Muchos piensan que el arte debe sacudir nuestros sentidos y reflejar el dolor, miedo, asco y sufrimiento del mundo. Realismo lo llaman (o cosas peores). Pero lo que yo valoro en el arte son las obras que me recuerdan el más importante de todos los placeres: sentirse vivo.

Disfruto con Wodehouse, Billy Wilder, Iván Shishkin o los Dubliners. Me gustan más los cuentos de Chejov que sus obras de teatro (repletas de personajes amargados). O las canciones que te hacen sonreír. Como ésta de la danesa Oh Land. Una buena forma de ponerse las pilas y darle la vuelta al mal rollo.

Out in the streets I hear the crack of thunder
People keeping low, people searching for some cover
But in my room I hear the sound of trumpets
Leading me through the fear that keeps us in

We turn it up, we turn it up
We don't care what you say
We're coming up, we're coming up
We don't care what you say

Message to the world
Can you feel the heat is rising?
From the heights of above the storm
Can you see the lightning's flashing?

From where I live
I hear the voices join in
Like trumpets through the fear
That used to keep us in

If you're afraid
Fear will only break your heart
If you're afraid
No walls will keep them away

martes, 8 de abril de 2014

Entretener no es Crear

Ahora que va a ponerse todavía más de moda la saga de Divergent, merece la pena pararse un momento para analizar una característica que lastra a muchos de estos Best Seller que vienen del otro lado del charco.

Lo que suele funcionar en ellos es un planteamiento original y un ritmo de acción correcto. Lo que suele fallar: los momentos en que los escritores caen en la trampa de pensar que escriben Literatura. Cuando los personajes expresan sus sentimientos es cuando el libro hace aguas. Y en el caso de Divergent, tiene más boquetes que el Titanic.

Le pasa lo mismo a muchas películas de palomitas. Funcionan mientras son conscientes del valor de lo que realmente ofrecen: un rato entretenido (que no es poco). Pero dan vergüenza ajena cuando tienen escenas trascendentales (en las que el director demuestra que es un “artista”).

La historia de Divergent no es demasiado buena. Los personajes son muy planos y la trama tiene más flecos que el vestido de una hippy. Pero por lo menos se podría haber leído del tirón si la autora no hubiera cometido ese gran fallo: creerse una Escritora. Y lo malo es que ese problema genera otro añadido (muy habitual en el mercado americano): el tamaño.

Los Best Seller se venden al peso en Estados Unidos. Para que un libro compita en los mostradores de los grandes almacenes tiene que estar supervitaminado. De nada vale escribir una buena novela si no pasa de las 300 páginas. Así que lo mejor es abrumar con ladrillos. Y si vienen de tres en tres, mejor. Aunque sea a costa de lastrarlos tanto de palabras innecesarias que les hace imposible navegar

jueves, 3 de abril de 2014

Dale alas a la cultura

Un niño sale por la puerta de la biblioteca de su barrio con un par de tebeos debajo del brazo y una sonrisa en la cara por el placer anticipado de poder leerlos tumbado en su cama. Una chica le pide a una amiga que le deje el libro que está leyendo, cuando lo haya terminado. Un hombre coge prestado una novela de la estantería de sus padres.

Ninguno paga por leer, pero todo es perfecto. Difunden la cultura.

Un niño baja un cómic a su tablet para leerlo tumbado en su cama. Una chica le pide a una amiga que le pase el libro a su ebook. Un hombre se descarga de un foro una novela que leyó en su juventud.

Ninguno paga por leer. Van a acabar con la cultura y merecen estar todos en la cárcel.

Yo compro muchos libros. Y muchos de ellos de forma ilegal (aunque sea a través de Amazon). Son de segunda mano y fueron editados Estados Unidos. Y en sus primeras páginas suele venir impreso un aviso de que el libro no puede ser vendido sin su permiso. Y sin embargo, sus dueños los siguen poniendo a la venta en internet cuando se cansan de ellos.

Porque una cosa son las leyes y otra el sentido común. Llevamos siglos leyendo libros de bibliotecas o prestados por los amigos. Llevamos siglos comprando libros de segunda mano. Y los que más piden prestado suelen ser los que luego compran más libros.

Pero hoy, para esconder las vergüenzas de su ineptitud empresarial, algunos nos quieren hacer creer que el que lee un libro prestado (o ve una película) es un delincuente. No les hagas caso. Comparte todos los libros que puedas y sigue difundiendo la cultura con el sentido común de los viejos tiempos