Pues sí. Una coincidencia enorme. El
problema es que ninguno de los dos murió realmente en esa fecha. Cervantes
murió el 22 de abril, aunque fue enterrado al día siguiente. Algo es algo.
En cuanto a Shakespeare, lo suyo es más
curioso. En teoría él sí murió el 23 de abril, pero lo cierto es que falleció el
3 de mayo. Y no porque estuviera diez días agonizando lentamente. El problema
es que en esa época Inglaterra todavía utilizaba el calendario juliano.
Con la reforma del calendario, Julio César mejoró
la forma de medir los años. Anteriormente el desfase entre la duración de un
año medido en días y el tiempo real que tarda la tierra en dar la vuelta al Sol
provocaba problemas gordos cuando pasaban los siglos.
Y sí, es cierto que el calendario juliano
mejoraba las cosas. Pero todavía seguía existiendo un pequeño desajuste. Que se
arregló con la reforma del calendario gregoriano (eliminando los años bisiestos
de los años múltiplos de 100, pero no de los múltiplos de 400).
Para liar las cosas, el calendario
gregoriano no fue adoptado por todos los países a la vez. Al haberlo promovido
un Papa, los países no católicos tardaron en verle la gracia. Los primeros en
usarlo, con España entre ellos, lo hicieron en 1582 (dejándose diez días en
blanco). La última en hacerlo fue Grecia, en 1923.
Y entre medias fueron cayendo con
cuentagotas. Por ejemplo, Rusia lo haría en 1919 (por lo que su famosa
revolución de octubre de 1917 realmente tuvo lugar en noviembre). Inglaterra adoptó
el calendario en 1752. Así que en 1616 Cervantes llevaba ya unos cuantos días
bajo tierra cuando Shakespeare dejó de sufrir en sus carnes los duros dardos
del destino.
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