martes, 8 de abril de 2014

Entretener no es Crear

Ahora que va a ponerse todavía más de moda la saga de Divergent, merece la pena pararse un momento para analizar una característica que lastra a muchos de estos Best Seller que vienen del otro lado del charco.

Lo que suele funcionar en ellos es un planteamiento original y un ritmo de acción correcto. Lo que suele fallar: los momentos en que los escritores caen en la trampa de pensar que escriben Literatura. Cuando los personajes expresan sus sentimientos es cuando el libro hace aguas. Y en el caso de Divergent, tiene más boquetes que el Titanic.

Le pasa lo mismo a muchas películas de palomitas. Funcionan mientras son conscientes del valor de lo que realmente ofrecen: un rato entretenido (que no es poco). Pero dan vergüenza ajena cuando tienen escenas trascendentales (en las que el director demuestra que es un “artista”).

La historia de Divergent no es demasiado buena. Los personajes son muy planos y la trama tiene más flecos que el vestido de una hippy. Pero por lo menos se podría haber leído del tirón si la autora no hubiera cometido ese gran fallo: creerse una Escritora. Y lo malo es que ese problema genera otro añadido (muy habitual en el mercado americano): el tamaño.

Los Best Seller se venden al peso en Estados Unidos. Para que un libro compita en los mostradores de los grandes almacenes tiene que estar supervitaminado. De nada vale escribir una buena novela si no pasa de las 300 páginas. Así que lo mejor es abrumar con ladrillos. Y si vienen de tres en tres, mejor. Aunque sea a costa de lastrarlos tanto de palabras innecesarias que les hace imposible navegar

No hay comentarios:

Publicar un comentario