lunes, 11 de febrero de 2013

Duelos de cine


Hay gente que vive para demostrar que es mejor que los demás. Gente acomplejada que, en lugar de disfrutar de sus dones, pisan a otros para poder creerse por encima de ellos. Los pobres.

Los duelos han marcado a todas las culturas desde que el mundo es mundo. Aquiles ya usaba a Héctor para apagar su sed de venganza. Y lo desafiaba en un combate personal, uno contra otro, que es lo que diferencia un duelo de una batalla o una competición.

Desde el principio el cine vivió en gran parte gracias a los duelos. Los de los pistoleros llenaron las pantallas muy temprano. Quizás por eso, las películas del Oeste se parecen a las obras de la Grecia clásica.

Pero además de duelos sangrientos, el cine también ha mostrado unos en los que lo que hay que demostrar es quién la toca mejor. Duelo de pianos, como el de La leyenda del pianista en el océano. Duelo de banjos, como en Deliverance, el más mítico de todos. O duelo de guitarras después de haber vendido el alma al diablo en un cruce de caminos, como el de Crossroads.




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