miércoles, 6 de febrero de 2013

Quer pasticciaccio brutto de via Merulana



Hay libros que desafían a los lectores. Hay libros que desafían las traducciones. Y hay libros que desafían a todo el que se ponga por delante. Ulises, sería el ejemplo perfecto.

Gadda no es tan críptico como Joyce, pero su forma de escribir es tan personal que hace muy difícil en muchos casos seguir el hilo de sus pensamientos. Si a eso le añadimos un lenguaje en el que se mezclan los dialectos, el cultismo, registros populares y palabras inventadas, el resultado es un verdadero pasticciaccio.

Y sin embargo… Y sin embargo, el resultado puede resultar fascinante. A mí el Ulises no me gusta. Pero su monólogo final me parece hipnótico. De los crímenes de vía Merulana me quedo con casi todo el libro.

Como ejemplo del lenguaje y de los problemas de traducción puede valer la famosa escena de la gallina. En la versión original y en la traducción de Juan Ramón Masoliver:

“Un cioccolatinone verde intorcolato alla Borromini come i grumi di solfo coloide delle acque àlbule; e in vetta in vetta uno scaracchietto di calce, allo stato colloidale pure isso, una crema chiara chiara, di latte pastorizzato pallido, come già allora usava.”

“Un chocolatín chocolatón verde retortijado a lo Borromini como los grumos de azufre coloide de las Acque Álbule; y en todo lo alto un gargajillo de cal, en estado coloidal también, una crema más que clara, de pálida leche pasterizada, según ya usaban entonces.”

En resumen, una caca de gallina.

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